30.8.06

“DELINCUENCIA DE BAJA INTENSIDAD”


Concepto que se utiliza para nominar el "choricéo" de patrimonio público.

En los tiempos que vivimos, los ídolos de una juventud, que pasa de la capacitación profesional y académica, son los nuevos bandoleros, que se enriquecen por la vía rápida, sin esfuerzo y apenas riesgo. Piensan, muchos jóvenes, que la honradez es algo pasado de moda, que la lucha por conseguir o conservar derechos, como la educación o la sanidad pública universal, son “batallitas” pasadas de moda, que no van con ellos. Las huelgas o las reivindicaciones por un empleo de calidad, la garantía de pensiones es algo baladí y la vivienda barata, una bajeza. Lo que se le inculca es la hipoteca a 60 años, conducir buenos coches, vacaciones de ensueño y disfrutar de la vida, que son cuatro días.
Las fotos de che Guevara, forman parte de una iconografía sin contenido y lo que se lleva es la especulación y el pelotazo. Los nuevos ídolos son personas sin formación, que han amasado dinero por su osadía y arrimarse a la sombra que mejor cobija. Jesús Gil, Paco, “el Pocero”, Tomas Olivo, Roca… En Totana, también tenemos unos cuantos personajes de esas características, asesorados por picapleitos sin escrúpulos, con la connivencia de políticos dóciles para los que las palabras huecas y vacías, son algo a repetir, ante la complacencia del pueblo o asociaciones, cuya capacidad crítica pasa por conseguir la subvención o soñar con las migajas que puedan recoger, cuando caigan de la boca del poderoso.
Ladrillo, medios de comunicación, sponsor de clubes deportivos, donativos a Iglesias o Asociaciones Benéficas y política; bien mezclados, da unos resultados excelentes. Las decisiones en el Ayuntamiento, con un plantel técnico pringado hasta las cejas (salvo honrosas excepciones) facilitan el enriquecimiento, vía Convenios, Plan General, dejar hacer (fachada de los Carlos, Huerto Gray, Miguel Martínez, Llano de las Cabras y un largísimo etcétera) y otras decisiones. Bien aderezado y publicitado, queda de lo más moderno. Primero; se ojea un terreno de escaso valor. Si es protegido o de interés público, se modifica en el acto Segundo paso; se mantiene una reunión con el concejal, técnico oportuno o el “brasileño (mejor, una comida de trabajo, Topacio incluido, si se tercia). Se plantea la operación y se pregunta sobre las necesidades personales, financiar algo que “beneficie” la carrera política del que va a tomar la decisión y de rebote, al propio negocio (más a más, que diría un catalán). Se encarga el proyecto a los técnicos recomendados (el coordinador de Urbanismo podría contarnos algo) y se adquiere el terreno, previa señal. Con una decisión política, se enriquece a especuladores, sin control democrático alguno se consolida la bicoca. Los servicios o necesidades que genera, ya las pagará el pueblo en su momento.
Las pocas prestaciones sociales que nos quedan, como el seguro del paro, se utiliza para financiar vacaciones en agosto. Es decir, un recurso social, financiado por todos, se aprovecha para engordar beneficios a las empresas. En una sociedad civilizada, esta acción sería un robo, castigado con cárcel. Aquí, nada de nada. Los “pases”, en contratos de pisos, con beneficios millonarios, sin arriesgar un céntimo, son una forma de invertir. Las pequeñas empresas, subcontratas leoninas o pagarés a largo plazo que las estrangulan; los trabajadores, cada vez con menos derechos y los pícaros, a engordar sus cuentas, relacionarse con la crema de la sociedad, frecuentar reuniones y comidas, donde se decide quien se llevará el próximo paquete, en sobre o bolsa negra, a la caja de seguridad o debajo de la losa.
Si algo se tuerce, siempre están los inmigrantes para pagar las culpas o los agoreros que dan la lata sobre la conservación de secarrales, que solo sirven para criar lagartijas o escarabajos. Como podemos comprobar, vivimos en una sociedad modélica. Pero, como diría el pusilánime de Carrión; “todo legal, actos reglados y beneficiosos para el pueblo”. Las nuevas hornadas de políticos, disfrutan figurando y haciéndose los importantes mientras otros, como el “brasileño”, aprovechan el tiempo al máximo. Donde ve negocio, ahí se arrima para pegarse como las garrapatas a los perros callejeros. Testaferro, pasado de plancha, gabinete de Elche, los negocios en Torrevieja, la Balsa del Desagüe, parcela de Kappa y tantas “operaciones” en marcha. Encima de que no cobra una peseta del Ayuntamiento, va a estar él en el despacho, escuchando las tonterías de la gente. Lo suyo es despachar en restaurantes de alto standing, regados con caldos de primera calidad y terminar en D’Angelo, para cerrar tratos que le hagan mantener el tren de vida y garantizarse el futuro como especulador.
Esos son los políticos de moda y los nuevos valores que impregnan el tipo de sociedad, apática y sin nervio, que nos imponen. Un “ideal” de vida donde la formación es algo inútil, porque no sirve para enriquecerse. Los nuevos ídolos, surgidos de la nada, tiene una máxima intelectual, como ella sola: “Se sale antes de la cárcel que de la pobreza…” Triste panorama, observo.

23.8.06

LA DESAMORTIZACIÓN DE LOS TARTANEROS (La historia se repite con los pobres arrieros, que venían de Totana...)

El termino "tartanero" estaba ligado a los personajes que conducían las tartanas, tiradas por caballos, también se denominadas galeras. Hubo una época, sobre 1840, en la que tuvieron un brío singular los cantes en la sierra minera de Cartagena, en el que florecieron los artistas flamencos, alcobijo del trabajo en las minas y actividades auxiliares. Mucha gente de Totana se desplazaba a lo que hoy es el pueblo de La Unión, como arrieros, entre los que se encontraba mi padre. Compartían ese quejío melancólico y pleno de contenido, que encierra las "mineras", "tarantas" "cartageneras" o "cantes", en la garganta de artistas en estado puro, destacando entres ellos, el maestro Antonio Chacón o el Rojo el Alpargatero, que se trasladó a La Unión y regentó una posada en la bonita ciudad enclavada en la Sierra Minera.
Fueron los firmes puntales
del canto cartagenero
la Peñaranda, Chilares,
el Rojo el Alpargatero
y Enrique el de los Vidales.
El Rojo "El Alpargatero", creó una de las mejores cartageneras que he escuchado nunca. El magistral Camarón de la Isla, la incluyó en su repertorio y hasta Paco Rabal, lo recitó en la excepcional película, dirigida por Buñuel en 1961, "Bella de Día".
Un lunes por la mañana
los pícaros tartaneros
le robaron las manzanas
a los pobres arrieros
que venían de Totana...
Los tartaneros de entonces, hoy se han convertido en señores, con buenos carros, mejor olfato y pícaros como ellos solos. Descendientes de aquellos que robaban las manzanas, que llevaban para comer la semana, a los pobres arrieros, que iban desde Totana. Ahora se llaman especuladores, chorizos de cuello blanco y trincónes muy bien vistos. No solo vienen de Cartagena, que también los hay. Meroño y Facundo, de Polaris, se han hecho de casi 2 millones de metros en el Raiguero, a las espera de que Morales salte de la alcaldía y puedan hincarle el diente a las manzana del pelotazo, en una zona de secano, que no sabemos donde sacarán el agua para los campos de golf proyectados. Otros tartaneros, vienen de Elche (Sierra Espuña), de Caravaca (testaferro del tartanero jefe, pregonero en Leiva), Cataluña (don Narcis Serra), La Mancha o Lorca, (pelotazo en las Cabezuelas). Esto es por poner algunos ejemplos que iré ampliando (Dios Mediante), en próximos capítulos. Se aprovechan que ya no existen los artistas, como el Rojo el Alpargatero, y dominan los medios de comunicación, equipos de fútbol, dádivas "humanitarias" e invitan, mediante visa oro, a selectos clubs de alterne a los corruptos políticos baratos.
También han crecido los tartaneros en mi querida Totana. Han creado sociedades para gobernar a los pusilánimes políticos (los menos) y saciar la codicia sin límite de otros, como el tartanero y caradura, brasileño. La trama tiene un funcionamiento mafioso. El plan es apoderarse de los pocos espacios o patrimonio que le quedan a los totaneros: Jardín de la Cruz Roja, Cámara Agraria, Convento, Patio de las Monjas, Instituto Viejo, Cuartel de la Guardia Civil, Polígono Industrial, Antigua Balsa del Desagüe... Si pueden, no dejaran ni rastro de lo que un día fue un rico patrimonio público, que se está convirtiendo en la desamortización de los "tartaneros". Con una diferencia: La desamortización, impulsada por el General Baldomero Espartero y puesta en marcha por don José Mendizabal, puso en circulación propiedades que se encontraban siglos en "manos muertas". La mayoría, en poder de la Iglesia o los entes locales. Los fondos de las subastas de aquellos bienes y montes públicos se utilizaron para financiar los gastos de guerra y la deuda pública. Con la ctual desamortización, de los tartaneros, se pretende enriquecer a unos pícaros, sinvergüenzas y especuladores, para dejar sin recursos al Ayuntamiento e hipotecados los ciudadanos durante mucho tiempo.

14.8.06

CONSECUENCIAS POLÍTICAS DEL HUERTO GRAY


Si pretenderlo, los que han destapado el escándalo social que supone la construcción en el perímetro del Edificio Catalogado, emblema de los Huertos, han abierto una espita que puede tener unas consecuencias difíciles de calcular en este movido mes de agosto. El Concejal de Urbanismo se las prometía muy felices, con su nuevo proyecto de partido, auspiciado por su padrino y con el beneplácito del PSOE oficial de Martínez Baños. Su fama de conseguidor era reconocido urbi et orbi. Pero una cosa es ser un populista y otra, muy diferente, la política.

Cuando Morales, en una decisión salomónica, le adjudicó la mitad de la Concejalía del defenestrado Aliaga, desconocía Carrión que el Urbanismo es algo maldito en Totana desde hace mucho tiempo. Que las envidias son muy fuertes y que los peleles tienen sus días contados, cuando no hacen lo que los dueños y señores interesan.
Las pintadas aparecidas, hace unas noches, en la valla del Palacete de San Ignacio, se mantienen ahí para alegría de su enemigo más cruel en el espectro político totanero. Sabe que el desgaste del “gordito” (Así lo llama Morales), van en detrimento del propio Morales y de los que pretenden mandar sin presentarse a las elecciones. La mafia montada por los padrinos, tiene al “Feo” como hombre de paja en un cargo que a él le gusta, de sus sueños políticos que nunca se atrevió a ensayar.

Son clamor las voces que se escuchan estos días ante el atentado contra el edificio, preludio de lo que tiene planeado para el de enfrente o la casa de la Charca. ¿De que sirve el patrimonio si no es de mi propiedad? Las fachadas o espacios de interés solo son montones de billetes de 500 euros y nada más. Esa es la cultura dominante en mi pueblo, a la que se apuntan una legión de nuevos ricos, políticos de tres al cuarto y mafiosillos de salón. Debería, Carrión, revisar sus anchas espaldas, pues las puñaladas le pueden llover a espuertas en las próximas semanas.

BIENVENIDOS AL ESPACIO DE UN TOTANERO ERRANTE

Eulalio, vino al mundo a finales del siglo XVIII, con el comienzo de la Restauración borbónica. Fue el menor de 5 hermanos en una familia de clase media-baja. Su padre, un arriero llamado Damián, se ganaba la vida llevando mercancías al campo de Campo de la Sierra Minera. Su madre, Rosario era una costurera modistilla, en lo que sería la escuela del sastre, “Botijón”. Rosario, compatibilizaba los diseños y zurcidos con el trabajo en las almacenes de la naranja, junto a la Cruz de la Misión.
Su abuelo paterno, Ildefonso, descendía de los últimos moriscos que quedaron en el valle del Guadalentín, tras la reconquista. Convertido, por fuerza, al catolicismo. A pesar de ser un converso, vivía amancebado con Victoria, 5 años mayor que él. Le enseñó la poca instrucción que pudo y un profundo amor por la tierra. Eulalio heredó de su abuelo altas dosis de ironía, tenacidad, honestidad y un poco de picardía. Murió muy joven, sin poder determinar la edad, aunque no superó la treintena.
Como un ánima en pena, su espíritu viene observando el devenir de su pueblo y la evolución de sus gentes. Nunca, como en la actualidad, ha observado el peligro tan inminente sobre el patrimonio, raíces y cultural de Totana. El ritmo vertiginoso de los cambios, la codicia que han inoculado los nuevos amos, han cegado a los habitantes de Totana, que se desprenden de lo mejor de su historia, sin posibilidades de recuperación en las generaciones venideras. La agricultura, que ha pasado por muchas crisis y sequías, ha mantenido su importancia vital en los habitantes Totana desde hace muchos siglos. El orgullo de los Huertos Tradicionales, los Saladares Esteparios, Sierra Espuña y los escasos espacios que quedan, están siendo pasto de la corrupción, en aras a un mal llamado progreso.
Desde esta atalaya, pretende dejar opiniones sobre la actualidad política y social de Totana, a los escasos lectores que por este lugar se asomen y con la básica instrucción que le facilitó su abuelo, Ildefonso, utilizando un medio que nunca pudo soñar en su efímera vida. De ahí su pobre gramática y faltas de ortografía. Bienvenidos a este espacio.